Zapote pierde otra excusa: el grupo empresarial honró todos sus compromisos bursátiles
La Nación S. A. pagó este viernes ¢9.015 millones a tenedores de bonos, incluyendo a la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), completando así su compromiso financiero con la segunda emisión bursátil realizada en 2014. El pago marca el cierre de un ciclo financiero impecablemente manejado durante más de una década.
Con este movimiento, se desmonta otra de las narrativas favoritas del oficialismo: aquella que pretendía hacer ver a La Nación como un ente moroso, deudor y casi criminal, frente a una Caja supuestamente víctima. Pero la realidad —implacable y documentada— muestra todo lo contrario.
Durante 11 años, La Nación pagó puntualmente ¢9.645 millones en intereses a sus inversionistas, incluyendo a la propia CCSS, quien adquirió un 24% de esta emisión mediante el régimen de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM). Hoy, además de haber recibido esos intereses, la institución recupera su inversión inicial de ¢2.200 millones.
Desde Zapote, sin embargo, nunca hubo interés en que se pagara a tiempo. Todo lo contrario: lo que se buscaba era que no se cumpliera, o que se generara confusión, para alimentar el discurso de odio hacia el empresariado y, en especial, contra los medios de comunicación independientes. Una jugada burda, propia del guion chavista que tanto se repite desde Casa Presidencial.
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Mientras La Nación honra sus obligaciones en tiempo y forma, el Estado costarricense acumula una deuda con la CCSS que supera los ¢4 billones, según una auditoría de Deloitte. La diferencia es abismal: el grupo empresarial paga lo que debe, mientras el gobierno posterga, oculta cifras y permite que el sistema de salud colapse por falta de transferencias.
En palabras de Pedro Abreu, presidente de la Junta Directiva de La Nación S. A., “nuestro enfoque siempre ha sido la planificación responsable y la transparencia. Hemos sabido administrar nuestras inversiones y compromisos financieros con una estrategia clara, lo que nos permite seguir avanzando con confianza y solidez”.
Zapote, en cambio, sigue envuelto en propaganda, narrativas engañosas y ataques sistemáticos contra la prensa. El ataque al Grupo Nación —que edita La Nación, La Teja y El Financiero— ha sido constante. Pero hoy, ese ataque queda sin gasolina.
El chavismo digital y sus sicarios en redes sociales tendrán que buscar otra excusa para justificar su desprecio por la libertad de prensa y el empresariado costarricense. Porque hoy, con la evidencia en mano, quedó claro quién cumple y quién solo sabe manipular.
Nota redactada en base a información de nacion.com y CRHoy.com