El Desafío de la Alternancia: ¿Democracia o Perpetuidad?

En un fenómeno que desafía las convenciones democráticas, líderes como Vladimir Putin en Rusia y Nayib Bukele en El Salvador han consolidado su poder a través de elecciones que algunos críticos consideran cuestionables.

En Rusia, la reciente reelección de Putin como presidente, con un abrumador 87.97% de los votos, plantea serias interrogantes sobre la salud de la democracia en el país.

Con una generación rusa que no conoce a otro presidente que no sea Putin, quien ha estado en el poder desde el año 2000 y la posibilidad de su permanencia en el Kremlin hasta 2036, gracias a una nueva ley, genera preocupación sobre la alternancia en el poder y la consolidación de este.

El caso de El Salvador no es menos preocupante. Nayib Bukele ascendió al poder con un amplio respaldo popular, obteniendo más del 84% de los votos en las elecciones presidenciales y asegurando una mayoría abrumadora en la Asamblea Nacional.

La llegada al poder de Bukele estuvo envuelta en controversias constitucionales, lo que ha generado interrogantes sobre la estabilidad de la democracia en El Salvador y la autonomía de sus instituciones.

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En décadas pasadas, las dictaduras se imponían a menudo mediante golpes de Estado Militares y eran de derecha. Hoy, sin embargo, parece ser el propio pueblo quien, a través de las urnas, valida la perpetuidad de un gobernante en el poder, planteando desafíos significativos para la democracia y el estado de derecho.

En Costa Rica, ante este panorama global, es crucial mantenerse vigilantes para preservar los principios democráticos. La alternancia en el poder no solo es un principio fundamental, sino que es tan vital como el cambio periódico de los pañales de un niño, y debe realizarse por la misma razón.

El compromiso con la democracia implica no solo el ejercicio del voto, sino también la defensa activa de las instituciones que garantizan la rendición de cuentas y la pluralidad política. En tiempos de desafíos democráticos globales, la fortaleza de la democracia costarricense radica en la participación ciudadana informada y enérgica.

Firma Erick Sojo M.