Un llamado a la verdad y la responsabilidad
Un ciudadano indignado alza la voz ante lo que considera un liderazgo basado en la mentira, el populismo y la manipulación. En esta carta abierta, dirigida al presidente Rodrigo Chaves, se expone con firmeza la preocupación de muchos costarricenses que ven cómo la democracia se ve amenazada por estrategias de engaño y culto a la personalidad.
Presidente Chaves
Me dirijo a usted no solo como un ciudadano preocupado, sino como un representante de una voz que resuena en el corazón de muchos que han sido testigos de prácticas que socavan los principios de nuestra democracia.
En primer lugar, no puedo permanecer en silencio ante un liderazgo que se ha caracterizado por el uso sistemático de la mentira y la falacia como herramientas de gobierno. Sus promesas, llenas de ilusiones y esperanzas, han demostrado ser meras palabras vacías, utilizadas para ganar adeptos y, más alarmante aún, para manipular a aquellos que más necesitan confianza y estabilidad. La verdad es un pilar fundamental de nuestra sociedad; sin ella, solo quedamos a merced del engaño y la desilusión.
Usted ha optado por la demagogia, un populismo que se sirve del sufrimiento ajeno y de la necesidad para incrementar su propia popularidad. En lugar de afrontar los problemas que afectan a nuestra nación con seriedad y responsabilidad, ha preferido disfrazar la realidad con promesas que nunca llegan a cumplirse. ¿Cuántas veces hemos visto el mismo ciclo de promesas incumplidas, seguidas de nuevas promesas que nunca se materializan? Esto es un insulto a la inteligencia y dignidad de los ciudadanos.
Asimismo, su enfoque parece estar dirigido no a construir un país mejor, sino a crear un culto a su figura. Su deseo de ser visto como el salvador, como el único capaz de llevarnos al progreso, vislumbra un egocentrismo que es insostenible para cualquier líder responsable. Un verdadero líder trabaja para el pueblo, no para engrandecer su propia imagen.
Señor Presidente, lo que necesita nuestro país es integridad, transparencia y un compromiso genuino con el bienestar de cada uno de sus habitantes. El camino hacia las elecciones de 2026 no debería ser un escenario para su ambición personal, sino una oportunidad para reflexionar sobre las necesidades de quienes confiaron en usted. No busque movilizar masas como meras herramientas en su búsqueda de poder; en cambio, escuche las voces de quienes anhelan cambios reales y significativos.
La historia juzgará a quienes ocupen cargos importantes, pero la historia también recuerda a aquellos que se levantaron en defensa de la verdad. Hoy le hacemos un llamado a que se arremangue y se ponga a trabajar, porque así se lo pidió el soberano. Deje de lado la manipulación y el populismo; en su lugar, abrace la responsabilidad que conlleva su cargo.
No se trata de ganar popularidad a costa de la integridad y el bienestar de nuestro pueblo. Se trata de construir un futuro donde cada ciudadano se sienta representado y valorado. La política debe ser un servicio, no un espectáculo.
Así que, a partir de este momento, le insto a reflexionar sobre el legado que desea dejar. Le invito a abandonar el camino de la mentira y el populismo y a abrazar el verdadero liderazgo que nuestro país necesita: uno fundamentado en la verdad, la empatía y el compromiso con su gente.
La nación espera más de usted. ¡¡Nuestra democracia lo exige!!
Elías Lizano
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