Tres intentos, cero aciertos: el Ejecutivo no aprende con sus leyes estrella.
El tribunal rechaza por tercera vez las iniciativas del Poder Ejecutivo, mientras la «Ley Jaguar» sigue siendo un tema recurrente de papel y tinta.
El Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) nuevamente deja en el archivo los sueños de grandeza del Poder Ejecutivo al rechazar dos solicitudes de recolección de firmas para referéndum. La «Ley Jaguar«, el polémico proyecto que ha cosechado rechazos, vuelve a demostrar que los intentos por pasarla solo sirven para llenar formularios.
El TSE se mantiene firme: las obligaciones internacionales pesan más
En la resolución n.° 9069-E9-2024, el TSE archivó la solicitud presentada por Erick González Camacho para realizar un referéndum sobre el proyecto “Ley de control y regulación del cannabis para uso recreativo”. Según el tribunal, el criterio de la Sala Constitucional es claro: esta ley, además de innovadora, es incompatible con las obligaciones internacionales adquiridas por Costa Rica.
Y no es cualquier incompatibilidad. Se trata de choques frontales con tratados como la Convención Única de 1961 sobre Estupefacientes y la Convención de Viena. Aparentemente, el Estado costarricense no está dispuesto a desentonar con la comunidad internacional, ni siquiera para complacer ideas progresistas. La Constitución, con su artículo 7, le da un portazo a esta propuesta.
La «Ley Jaguar» pierde otro round
Por otro lado, el ciudadano Edgar Espinoza Rodríguez insistió con la “Ley Jaguar para fortalecer la gestión pública y su fiscalización”. En resolución n.° 9068-E9-2024, el TSE le dio el mismo tratamiento: directo al archivo.
La «Ley Jaguar» no pasa el filtro porque, como ya lo indicó el tribunal en noviembre, esta propuesta es una “repetición normativa”. ¿Qué significa esto? Básicamente, es querer reescribir las leyes existentes, pero con un maquillaje diferente. Según el Departamento de Servicios Técnicos de la Asamblea Legislativa, la propuesta no innova, no reforma, no elimina ni agrega competencias reales a la Contraloría General de la República. En resumen: es un ejercicio de redundancia legislativa.
Un gobierno insistente, pero con pocas victorias
Mientras tanto, desde el Poder Ejecutivo no parece haber señales de aprender de sus errores. Ya son tres intentos fallidos con la «Ley Jaguar«, lo que deja claro que esta administración prefiere tropezar con la misma piedra antes que buscar soluciones viables.
El TSE, por su parte, continúa recordando que no basta con buenas intenciones o con cambiar las palabras de un texto para que una propuesta sea válida. La ley, como la paciencia de los votantes, tiene límites.
En este juego de insistencia y rechazos, la «Ley Jaguar» se perfila más como un símbolo de tozudez que como una iniciativa seria. Mientras tanto, los costarricenses seguimos esperando proyectos que realmente saquen al país del atolladero. ¿Será mucho pedir?
Lea Aquí El Por Tanto:
9068-E9-2024