Celso Gamboa, exfiscal detenido por narcotráfico, habría recibido respaldo político para facilitar cargamentos de cocaína. Las conexiones apuntan al círculo de confianza del presidente Rodrigo Chaves.
Costa Rica atraviesa una crisis de legitimidad institucional sin precedentes. La reciente detención de Celso Gamboa Sánchez —exfiscal y exministro de Seguridad— a solicitud de la DEA por cargos de narcotráfico internacional, ha desatado una ola de cuestionamientos sobre la presunta complicidad del actual gobierno de Rodrigo Chaves con estructuras del crimen organizado.
La acusación más alarmante proviene de una investigación estadounidense: Gamboa habría asegurado a dos socios narcotraficantes que el gobierno costarricense les garantizaba acceso libre a cargamentos de cocaína. Así lo reveló el medio CRHoy, citando fuentes oficiales de la investigación internacional.
Celso Gamboa y el Cartel del Golfo
Según la DEA, Gamboa actuaba como coordinador del Cartel del Golfo en Centroamérica, sirviéndose de contactos de alto nivel dentro del gobierno costarricense para operar con impunidad. Uno de esos contactos clave sería el viceministro de Seguridad, Manuel Jiménez Steller, quien habría contribuido al desmantelamiento de la Academia de Guardacostas, debilitando así los controles marítimos estratégicos.
Steller, además, es señalado por prestar declaraciones públicas que Gamboa usaba en favor de sus clientes narcos, mientras ejercía su rol de abogado defensor.
Una red con ramificaciones profundas
La situación se agrava cuando se suman otras piezas del rompecabezas:
Todo esto plantea una pregunta ineludible:
¿Estamos ante un narcoestado en gestación?
La defensa cerrada de Gamboa al gobierno, combinada con su papel como operador narco, genera serias dudas sobre la independencia del Ejecutivo respecto al crimen organizado. La supuesta guerra contra el narco anunciada por figuras como Pilar Cisneros se desmorona cuando los actores clave están íntimamente ligados a la administración.