La trampa mortal de la “dictadura del pueblo”

De promesas de justicia a cárceles sin voz: así nacen las dictaduras

Cuando Pilar Cisneros habla de una “dictadura del pueblo”, no está innovando. Está reciclando el guion más viejo, cínico y peligroso de la política mundial. Porque todas las dictaduras nacen así, vendiendo esperanza, igualdad y poder popular… y terminan encadenando a los mismos pueblos que juraron liberar.

Cuba, Venezuela, Nicaragua, Corea del Norte, Rusia, China: el catálogo es amplio, pero el libreto es el mismo. Las élites autoritarias, como las que hoy pretenden consolidarse en Costa Rica, repiten una fórmula tan efectiva como nefasta:

  1. Usan la democracia para llegar al poder.
  2. Acusan a los medios y a los jueces de ser “enemigos del pueblo”.
  3. Se presentan como víctimas mientras silencian voces disidentes.
  4. Reforman leyes para perpetuarse.
  5. Y cuando queremos reaccionar… ya es demasiado tarde.

📌 Cuba

En 1959, Fidel Castro prometió libertad para el pueblo cubano. Hoy, 66 años después, Cuba sigue siendo una cárcel a cielo abierto, con represión, hambre y sin elecciones libres.

📌 Venezuela

Hugo Chávez hablaba del “poder popular”. Nicolás Maduro convirtió esa promesa en un régimen donde protestar significa desaparecer. La democracia murió con un aplauso y no ha vuelto.

📌 Nicaragua

Daniel Ortega volvió al poder diciendo que gobernaría “con el pueblo y para el pueblo”. Hoy encarcela obispos, cierra universidades y persigue a todo el que piense diferente.

📌 Rusia y China

Putin y Xi Jinping han manipulado sus constituciones para eternizarse en el poder. Ambos iniciaron su ascenso con discursos de unidad y justicia social. Hoy, sus críticos mueren envenenados o desaparecen.

📌 Corea del Norte

La mayor caricatura del poder absoluto. Un país donde heredar una dictadura es tan natural como heredar una finca, y donde pensar diferente es un delito de muerte.

Hoy en Costa Rica, nos venden un concepto peligroso y perverso disfrazado de solución: una supuesta “dictadura del pueblo” que eliminaría los contrapesos democráticos. Y lo dicen con desparpajo, desde la Asamblea Legislativa, como si estuvieran regalando confites.

No se equivoque, pueblo costarricense: la historia nos grita que esto no termina bien. Porque cuando se eliminan los jueces, se cierran los medios y se impone una sola voz, ya no se vive en democracia. Se sobrevive en dictadura.

 

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