Bukele y Chaves reviven los esquemas de poder absoluto con un nuevo disfraz regional.
¿Quién recuerda al ALBA y sus promesas?
En 2004, Hugo Chávez, el maestro del populismo regional, presentó con bombos y platillos el ALBA. Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América. Bajo el discurso de la integración solidaria, ofrecía a los países miembros petróleo venezolano a precios irrisorios y programas sociales de impacto inmediato como “Operación Milagro” y “Yo Sí Puedo”.
Para los aliados, Chávez fue el benefactor que les dio recursos sin condiciones. Para Venezuela, significó el saqueo de sus arcas y la siembra de una crisis económica devastadora. Su modelo no solo era insostenible, sino que usaba los recursos del pueblo venezolano como herramienta para construir un bloque de aliados políticos que, en muchos casos, se tradujo en el respaldo de gobiernos autoritarios.
De Petrocaribe a “La Liga de las Naciones”
Hoy, más de una década después del apogeo del ALBA, el populismo regional parece no haber aprendido de sus fracasos. Los nuevos protagonistas son Nayib Bukele, presidente de El Salvador, y Rodrigo Chaves, mandatario costarricense con aspiraciones de perpetuar su estilo autoritario. Juntos promueven un proyecto llamado “La Liga de las Naciones”, que en esencia busca exportar su fórmula de concentración de poder y desmantelamiento institucional.
Según sus promotores, esta “liga” sería un espacio para compartir estrategias de seguridad y gobernanza. Sin embargo, detrás de la fachada se esconden grandes peligros y riesgos para las naciones que formen parte.
- Control absoluto del poder ejecutivo: Desmantelamiento de los contrapesos institucionales, como las cortes constitucionales, contralorías y asambleas legislativas.
- Uso discrecional de recursos públicos: Así como Chávez usó el petróleo como moneda de cambio político, Bukele utiliza el dinero de los salvadoreños para financiar su imagen internacional.
Populismo disfrazado de integración
Estos proyectos no son sobre integración real, sino sobre la proyección de modelos de poder absoluto que debilitan la democracia. Hugo Chávez usó el ALBA para extender su influencia mientras destruía la economía venezolana. Ahora, Bukele y Chaves intentan replicar ese esquema, disfrazándolo de “alianza regional” mientras centralizan el poder en sus manos y debilitan las instituciones de sus países.
En lugar de promover economías sostenibles, desarrollo regional y respeto por los derechos humanos, estas iniciativas se convierten en plataformas para legitimar prácticas autoritarias y erosionar la democracia.
Una advertencia para la región
“La Liga de las Naciones” no es un paso hacia adelante para América Latina; es un regreso a los tiempos oscuros del populismo autoritario. Si no aprendemos de las lecciones del pasado, estaremos condenados a repetirlas, esta vez con nuevos nombres y caras, pero con el mismo resultado: el debilitamiento de nuestras democracias y el sacrificio del bienestar de nuestros pueblos en el altar de la ambición política.
En Radio Zurquí lo decimos alto y claro: No necesitamos más ligas, necesitamos instituciones fuertes y democracias auténticas.
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