El autócrata favorito de la “derecha”

Recientemente el presidente de El Salvador: Nayib Bukele lanzó una fuerte amenaza a los importadores y comerciantes en la que les solicitaba bajar los precios de un día para otro o sufrirían las consecuencias como los pandilleros. Aunque Bukele no estableció un precio específico, sí habló de los incrementos en los precios y dijo que si la inflación era de un 10% era comprensible un aumento en los precios del 10%, pero no más allá.

Hay 2 razones por las que los liberales nos oponemos al control o fijación de precios. La primera es porque defendemos la propiedad privada, y ningún burócrata tiene derecho a determinar lo que es o no un precio justo.

La segunda razón es porque los controles de precios tienden a generar serios problemas en la economía. Precios por debajo del mercado aumentan la demanda pero ocasionan que muchos productores pierdan el interés en producir, generando escasez de bienes y servicios.

En otros casos, precios más altos que los del mercado evitan que el consumidor disfrute de mejores precios, como sucede por ejemplo con taxistas y servicios profesionales regulados: honorarios de médicos y abogados.

La propuesta liberal para bajar los precios es reducir trabas estatales, impuestos y fomentar la competencia, ya que un mercado sano en competencia fomenta la existencia de bienes y servicios al mejor precio y de la mejor calidad posible.

Bukele, además de ir en contra de los principios del libre mercado, usó un tono amenazante al comparar las consecuencias sufridas por los pandilleros con las que sufrirían los empresarios e importadores que “no le obedecieran”.

Lo anterior no representa ninguna sorpresa para quienes venimos señalando los aires autoritarios de Nayib Bukele, y que si bien su régimen de excepción pudo ser efectivo contra las pandillas, él lo ha utilizado para encarcelar a personas inocentes sin un debido proceso e intimidar a la oposición política y mediática.

Tristemente, Nayib Bukele se ha convertido en un referente para muchos que dicen ser liberales y le aplauden su mano dura contra la delincuencia, pero, callan su abuso de poder y políticas económicas de corte socialista y populista.

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