La honestidad de Kiko Alfaro frente a la altanería del presidente Chaves
El bochornoso enfrentamiento entre Rodrigo Chaves y un humilde ganadero revela las actitudes que dividen a Costa Rica
El reciente enfrentamiento entre el presidente de Costa Rica, Rodrigo Chaves, y el reconocido ganadero Luis Ángel «Kiko» Alfaro ha dejado al descubierto una preocupante dinámica de prepotencia y falta de respeto en el liderazgo nacional.
Durante un acto público, Chaves retó de manera altanera al agricultor, señalándolo con el dedo y gritándole que «a mi nadie me amenaza«. Todo esto en el contexto del polémico tema del areteo de ganado, un asunto que sigue generando debate en el sector agropecuario.
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En respuesta a este lamentable episodio, Gaby Alfaro, hija de Kiko, publicó en sus redes sociales un mensaje contundente acompañado de una foto que muestra a su padre en plena labor ganadera. En su mensaje, Gaby destacó la honestidad y el arduo trabajo de su padre, contrastándolo con la actitud autoritaria del mandatario.
«Duele ver cómo se pierde el concepto de democracia en mi Costa Rica«, señaló Gaby, enfatizando que su padre es un ciudadano ejemplar con más de 70 años dedicados al trabajo honesto y a la generación de transparencia en su sector. Sus palabras reflejan el sentir de muchos costarricenses que perciben un creciente alejamiento del respeto y los valores fundamentales en el actual gobierno.
El contraste entre la figura de Kiko Alfaro, un trabajador incansable con una reputación intachable, y el estilo de liderazgo de Chaves, que ha sido catalogado como altanero y narcisista, pone en evidencia las tensiones que enfrenta el país. La publicación de Gaby Alfaro no solo defiende el buen nombre de su padre, sino que también hace un llamado a la reflexión sobre la calidad de liderazgo que Costa Rica necesita.
Mientras Kiko Alfaro continúa desempeñando sus labores con la misma dedicación que lo ha caracterizado durante décadas, el episodio ha dejado una marca en el debate público. La actitud del presidente no solo ha generado rechazo, sino que también ha abierto la puerta para cuestionar si su estilo de liderazgo es el adecuado para una nación que clama por respeto, empatía y democracia.
Este incidente es un recordatorio de que el liderazgo no se mide por gritos o imposiciones, sino por la capacidad de escuchar, respetar y construir juntos un mejor futuro para todos los ciudadanos.