La Contralora General de la República comparte su historia de superación y defensa del Estado Social de Derecho
En un emotivo comunicado, Marta Acosta, Contralora General de la República, reflexiona sobre su vida y carrera al servicio del país. Nacida en una familia humilde, Acosta narra cómo la educación pública y el acceso a la salud fueron pilares fundamentales para su desarrollo personal y profesional.
Agradecida por las oportunidades brindadas por el Estado costarricense, destaca su compromiso con la transparencia y la legalidad en su función pública. Frente a la violencia digital y los ataques personales, reafirma su dedicación a los valores éticos y morales inculcados por sus padres, abogando por un cambio hacia la justicia y la racionalidad en la sociedad costarricense.
Marta, la ciudadana
Nací y crecí en una democracia de la cual me siento orgullosa, como tantos costarricenses agradecidos por esa bendición. Nací en una cuna muy humilde. Mis padres, a su vez, fueron personas sencillas: ella era maestra y él un trabajador en el muelle de Puntarenas, luego operario en una empresa.
Nunca tuvimos casa propia, vivimos en la casa de mis abuelitos, junto a mis dos hermanos, todos en la misma habitación. Fueron tiempos duros para mis padres, pero eso no impidió que nos inculcaran los valores más altos, éticos y morales y nos obligaran a ir a misa todos los domingos y primeros viernes de mes.
En medio de las necesidades siempre hubo amor, respeto y rigor, alimentación (mucha del mar), buena educación y salud públicas, por supuesto. Pero, sobre todo, hubo buen ejemplo y deseos de superación.
La educación pública, en todos sus niveles, me dio la oportunidad de movilizarme socialmente, y el acceso a la salud, la seguridad social y los servicios básicos en mi hogar, nos permitieron a mi familia y a mí, junto a nuestro propio esfuerzo, salir adelante, reconociendo nuestro país como un lugar de paz y de oportunidades para quienes luchan contra la adversidad, se preparan y buscan el bien común.
He vivido momentos complejos y también otros muy satisfactorios al enfrentar la adversidad; mi carácter me ha permitido superar situaciones difíciles y ser resiliente. Debo reconocer que, tanto mis padres y hermanos, así como posteriormente mi esposo e hijos, han sido bastiones que me han sostenido e impulsado para ser la persona que soy hoy. De no haber sido por las instituciones del Estado costarricense quizás no hubiera podido estudiar y quizás no hubiera superado mis enfermedades de la niñez, entre otras oportunidades a las que tuve acceso y aproveché al máximo. Soy el resultado del Estado Social de Derecho.
Por estas y otras razones, servir a mi país desde la función pública ha sido para mí una oportunidad de contribuir a que esas conquistas sociales de nuestros antepasados se preserven y se puedan mejorar. Lo hago de forma humilde y firme. Durante mis años al servicio de la función pública, he estado sometida al escrutinio de distintas fracciones legislativas, medios de comunicación, organizaciones de la sociedad civil, estrados judiciales y organismos internacionales, en lo formal. Y en lo cotidiano, a las preguntas de mis seres queridos, mis amigos del colegio, mis compañeros de trabajo, y hasta desconocidos quienes me ven en el supermercado y se acercan a conversar.
Es por eso que estar expuesta al ojo público nunca me ha resultado extraño o inquietante, mis actuaciones siempre han estado apegadas a lo que la ley dice, mi trabajo está respaldado por criterios técnicos de personal de altísimo nivel profesional, y dar cuentas de mis decisiones, con transparencia y oportunidad, ha sido una constante personal y profesional, sin padecer, como ha sido usual desde hace algún tiempo ya, campañas de desprestigio, ataques personales y una desmedida animosidad por parte de ejecutores públicos cuyas decisiones he debido, con el correspondiente debido respaldo institucional, afrontar como en derecho corresponde, de frente y sin temor de ninguna naturaleza.
Dice un reporte que leí recientemente que “La figura femenina en actividad política que recibió mayor cantidad de violencia digital en este periodo de análisis fue Marta Acosta (Contralora General de la República) con 57,9% de comentarios desfavorables, de los cuales 53,7% estuvieron relacionados con violencia digital y está asociado a las posibles reformas a la Contraloría que están propuestas en la “Ley Jaguar”. La señora Acosta participó en una serie de entrevistas en medios de comunicación para aclarar temas de dicha ley y fue ahí la mayor cantidad de violencia en su contra” (Observatorio de comunicación digital #24). Sentí una gran preocupación por mi país, una nación democrática, ejemplo para el mundo, que tanto incomoda a algunos.
Se puede estar de acuerdo o en desacuerdo con las decisiones que de mujeres en política emanen, pero lo que no debemos tolerar como sociedad es que se normalice el ataque furibundo e irracional como única forma de manifestar diferencias de criterio y que se promuevan discursos de odio desde puestos de poder, envalentonando a ciudadanos a atacar sin medida ante criterios diversos.
Este tipo y magnitud de agresividad nadie tiene derecho a ejercerlo sobre otros conciudadanos. Ni que se diga del incremento de los femicidios en el país, ejemplo incuestionable del sufrimiento de tantas familias, víctimas de esta cultura machista y patriarcal. Tiene que haber un punto de inflexión hacia la justicia y la racionalidad, y ojalá pronto.
A quienes ejercen, en mi caso, la violencia política desmedida, seguirán exhibiendo sus falencias e intenciones al tiempo que yo seguiré promoviendo mis valores. Al resto de ciudadanos y ciudadanas de mi patria, de mi pueden esperar siempre la mesura, la sensatez, la legalidad y la ética que me ha caracterizado como ciudadana, como funcionaria pública, y como Contralora General de la República.
9 de julio de 2024
San José, Costa Rica