El liderazgo de Castillo emerge como esperanza para el Partido Liberación Nacional en medio de divisiones internas.
En un escenario marcado por tensiones internas y falta de consensos, el Partido Liberación Nacional (PLN) enfrenta una encrucijada histórica. Con su legado de socialdemocracia en juego, el partido más longevo de Costa Rica busca definir no solo a su próximo candidato presidencial, sino también el mecanismo mediante el cual será elegido.
En las últimas semanas, las asambleas convocadas para decidir este proceso han sido un reflejo de la crisis que atraviesa la agrupación política. La primera, planeada para coincidir con el aniversario de la fundación del PLN, no logró avances significativos. La segunda, celebrada recientemente, fracasó por falta de quórum debido a la negativa de ciertos delegados a ingresar al recinto.
En el corazón de este debate, dos perspectivas chocan sobre el futuro del partido: una que impulsa una convención cerrada, diseñada para beneficiar a los círculos cercanos a José María Figueres Olsen, y otra que apuesta por una convención democrática, abierta a todos los costarricenses. Esta última visión, abrazada con la lucha entusiasta de la juventud liberacionista, causa que Don Enrique Castillo Barrantes apoya y quien se ha destacado como el único precandidato con una campaña activa, transparente y verdaderamente inclusiva.
El legado de Enrique Castillo: Un ejemplo de servicio público limpio
Enrique Castillo Barrantes no es un nombre desconocido para quienes valoran la diplomacia y el servicio público. Su trayectoria como Ministro de Relaciones Exteriores y Culto durante la administración de Laura Chinchilla (2010-2014) y su experiencia previa como embajador en Francia, OEA, Reino Unido, Noruega y Suecia han dejado huellas indelebles en la política exterior de Costa Rica.
Como canciller, Castillo lideró la defensa de la soberanía nacional en la disputa por la invasión nicaragüense a Isla Calero, llevando el caso ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ). Su labor se caracterizó por el rigor, la legalidad y el compromiso con los intereses nacionales. Además, promovió un enfoque de paz y respeto mutuo en las relaciones internacionales, consolidando a Costa Rica como un referente en política exterior.
A lo largo de su carrera, Castillo ha demostrado que es posible ejercer la función pública con integridad, alejándose de los vicios de corrupción que empañan a otros actores políticos. Su desempeño limpio y su enfoque en la transparencia lo convierten en un líder que inspira confianza en un momento donde el PLN necesita recuperar su credibilidad.
Un mensaje claro: Transparencia y respeto al pueblo
Enrique Castillo no solo es un político con experiencia, sino también un líder que entiende las demandas del pueblo costarricense. En sus recientes declaraciones en redes sociales, ha enfatizado la necesidad de respetar la voz ciudadana:
«El irrespeto hacia el pueblo desde algunos de nuestros gobernantes ha llegado demasiado lejos. No podemos permitir que sigan ignorando nuestras voces y desvalorizando nuestras necesidades. Costa Rica merece líderes que respeten y representen a su gente con integridad. Doy un paso al frente, comprometido con el respeto y la transparencia, porque juntos podemos construir un país donde cada ciudadano sea escuchado y valorado«.
Este mensaje resuena con una población que anhela líderes comprometidos con la justicia social y la honestidad.
¿Será Castillo la esperanza para el PLN?
El futuro del Partido Liberación Nacional depende de su capacidad para superar divisiones internas y elegir un líder que encarne los valores históricos del partido. Enrique Castillo se perfila como una opción sólida y confiable, no solo por su experiencia y trayectoria, sino también por su compromiso con un proceso democrático y transparente.
En medio de la incertidumbre, Castillo representa una oportunidad para que el PLN se reconcilie con sus raíces y recupere la confianza del electorado costarricense. La pregunta ahora es si el partido sabrá aprovechar esta oportunidad o si permitirá que las luchas internas sigan marcando su rumbo.
Costa Rica merece liderazgos que sumen, no que dividan. Y Enrique Castillo podría ser ese liderazgo que el país necesita.
Firma Responsable Eliécer Gutiérrez
Liberacionista de Escazú