Se está tambaleando la democracia costarricense
En momentos en que la democracia costarricense enfrenta serias amenazas, el presidente del Partido Liberación Nacional, Ricardo Sancho, ha emitido un pronunciamiento de profunda preocupación. Con palabras firmes y llenas de sentido patriótico, Sancho recuerda la obligación de todos los costarricenses de salvaguardar las libertades y principios que han definido nuestra nación. A continuación, reproducimos en su totalidad su reflexión.
Opinión de Ricardo Sancho
Las palabras del Presidente Rodrigo Chaves en la celebración del Año Internacional del Cooperativismo, alabadas por un séquito de serviles lacayos, ya dejan clarísimo el riesgo democrático que experimenta nuestra Patria y son, a todas luces, el signo de la antesala de una dictadura.
Primero, utilizar un lenguaje de odio hacia las instituciones y las personas que no piensan como él ya cansa la inteligencia de los costarricenses. La encuesta del CIEP ya da cuenta de un despertar de gente que, seguramente, fue embaucada por la retórica populista, hoy sin fondo y sin resultados.
Segundo, el cooperativismo tiene valores y principios democráticos, y su discurso en ese contexto es ofensivo para miles de asociados a cooperativas. Dentro de los principios cooperativos están la ayuda mutua, la responsabilidad, la democracia, la igualdad, la equidad y la solidaridad. Estos principios fueron pisoteados ante un nuevo discurso de odio, en el que se intuye que puede correr sangre.
No, Presidente, la sangre ya está corriendo con los crímenes, la inseguridad, el sicariato y los femicidios, y usted no ha hecho su trabajo para detenerlo.
Tercero, la Constitución Política de la República tutela los derechos fundamentales y advierte sobre sus posibles violaciones. El discurso de odio del Presidente sobrepasa los límites de la sedición (artículo 4 constitucional) y configura el delito de rebelión, conforme a los numerales 301 y 302 de la Carta Magna.
Inaceptable y temerario el discurso del Presidente, dirigido a un escenario que dice no querer, pero que señala con ironía: el derramamiento de sangre de costarricenses, lo cual no ocurre con simples pescozones.
Solo queda defender la democracia