Crisis de Transparencia en Liberación Nacional

Por Enrique Castillo, precandidato presidencial del Partido Liberación Nacional

La juventud liberacionista exige un cambio ante el secretismo de la cúpula partidaria

Estos días, no puedo evitar sentir una profunda frustración y enojo hacia la cúpula de nuestro partido. Los recientes acontecimientos en las asambleas del Partido Liberación Nacional reflejan claramente cómo la dirigencia se ha alejado de las verdaderas necesidades y preocupaciones de nuestra base, especialmente de nuestra juventud.

La última asamblea fue la gota que derramó el vaso. Se nos negó la entrada de manera directa y descarada. No solo a mí, sino también a quienes querían participar como observadores, intentando entender qué acuerdos se estaban tomando —o evitando— entre los delegados.

Este desaire no es solo un agravio personal; es una muestra de desprecio hacia todos los liberacionistas que realmente se preocupan por el rumbo de nuestro partido. He conversado con numerosos compañeros y dirigentes, y la indignación es unánime. Coincidimos en que el secretismo, la manipulación y las “matráfulas” han secuestrado al partido, convirtiéndolo en prisionero de intereses personales.

¿Hasta cuándo permitiremos que dos o tres caciques acomoden las reglas a su conveniencia, enterrando los valores y principios que deberían guiar nuestras acciones?

Por otro lado, La Juventud Liberacionista ha demostrado el coraje y la decisión que muchos líderes actuales han perdido. Con determinación, exigen una asamblea abierta, un proceso transparente y una convención que permita a cualquier persona, sin restricciones, elegir a nuestro candidato presidencial. Pero ¿Qué reciben a cambio?

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Es inaceptable que la dirigencia del partido le niegue espacio a quienes representan el relevo generacional y nuestra esperanza. Es una hipocresía hablar en discursos sobre los derechos y deberes de la juventud, mientras se les niega la oportunidad de participar en la toma de decisiones. Basta de promesas vacías y discursos huecos.

Si algunos dirigentes dijeron que se retirarían, ¡que cumplan su palabra! Dejemos de aferrarnos al pasado y trabajemos en construir un partido que represente a todos, no a unos pocos oportunistas.

Es momento de acabar con esta doble moral. Si queremos un partido fuerte y capaz de liderar a Costa Rica, debemos abrir las puertas, escuchar a todos y, sobre todo, dar a la juventud el lugar que merece. Ellos, con su valentía y visión, son quienes pueden salvar al Partido Liberación Nacional de este abismo de egoísmo y falta de transparencia.

Liberación Nacional necesita un cambio urgente, y ese cambio comienza hoy.


 

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