El Presimiente Chaves es un calamar político

De Presimiente a Calamar Político

Claudio Alpízar Otoya, Politólogo.

Hace algunos días publiqué, en este mismo medio de comunicación, mi artículo titulado “Rodrigo Chaves Robles, PresiMiente de Costa Rica”, en el cual hice referencia del uso permanente de la mentira como arma “política” y predilecta para el ejercicio de la política con p minúscula, esa que gusta al actual Presidente de la República.

Este artículo de hoy es a manera de una segunda parte que permita abrir los ojos y la mente para poder interpretar el grotesco estilo del presidente y los daños colaterales constantes que provoca a nuestra democracia republicana. Lo que hace sin sonrojarse y con total irresponsabilidad, ante un grupo de costarricenses resentidos con la clase política que aplauden, le miran actuar y mentir impávidos, sin percibir el peligro que su actuar representa para la nación.

Ahora bien, los téutidos -popularmente conocidos como calamares- son parte de la familia de los moluscos. Muchos conocemos a los calamares más en un buen plato de comida que en sus características fisiológicas y de acción en vida. Tienen particularidades muy interesantes, que podemos utilizar como símiles de lo que sucede con algunos pseudopolíticos, esos que desmeritan con su actuar a una disciplina clave para cualquier sociedad, por eso con frecuencia repito que “la política sí importa”.

Este molusco tiene sus extremidades y cabeza en el mismo extremo de su largo cuerpo. Por ejemplo, si los seres humanos fuésemos corporalmente iguales a los calamares tendríamos los pies y la cabeza juntos. Lo cual sería peligroso y haría más certero aquel adagio popular que acostumbramos a utilizar cuando nos equivocamos en alguna decisión tomada, cuando decimos que “hemos metido las patas”. Por cierto, lo cual –meter las patas– es muy común en el PresiMiente de Costa Rica.

La boca del calamar esta copada por 8 brazos y 2 tentáculos. ¡10 piezas que giran alrededor de su boca! Imagina usted -apreciado lector- lo que sería de un ser humano hablando con todas esas partes cercanas a su boca.

Seguramente seríamos ejemplo vivo de aquello que repetimos cuando alguien irritado injuria, ofende y agrede con una lluvia de incoherencias, así las cosas, decimos: “está echando sapos y culebras”. Esto le sucede al PresiMiente cuando pierde el control en sus conferencias de prensa o en sus visitas a las comunidades, cuando olvida la elegancia y el señorío a que está obligado cualquier hombre o mujer que ostente ser Presidente de la República.

Esa boca del calamar esta dotada de un pico muy afilado que utiliza para exterminar o despiezar a sus presas en pedacitos manejables, es tal la fortaleza de esos picos que es la única parte no comestible del calamar, es imposible digerirlo. Hace algunos años cuando una persona tenía una gran oratoria y un discurso muy elegante se decía que era un “pico de oro”, frase que no se aplica para aquellos embusteros que son “calamares políticos”, pues usan su pico (boca, lengua y palabrería) solo para denigrar a sus adversarios.

No sé si usted sabía que hay calamares que pueden llegar a medir hasta 15 metros, lo que los hace los invertebrados más grandes de la Tierra, con el ojo más grande del reino animal que podría ser muy propio para publicidad de esos espectáculos denigrantes llamados Big Brother, en los cuales las intimidades de las personas son exhibidas sin decoro y sin responsabilidad.

Por cierto, el show de los miércoles en Casa Presidencial con frecuencia se me asemeja a esos patéticos programas, cuando sin el menor de los escrúpulos el PresiMiente se mete con la intimidad de la vida no solo de políticos sino de ex miembros de su gabinete, empleados públicos y empresarios, siempre para mancillar las honras de esos que ataca, solo porque piensan diferente a él.

El calamar tiene la capacidad de camuflarse y cambiar de color, así como lo hacen algunos mal llamados políticos que utilizan partidos franquicias, con ideologías cambiantes y variables de acuerdo al gusto del momento. Que cambian de partido en semanas, que antes de ser candidatos pasaron por 4 o 5 partidos, que luego en el gobierno reniegan de la franquicia utilizada y como una gallina culeca cambian de nido sin pudor. Cualquier parecido con el calamar a ese cambio de colores en el actual Poder Ejecutivo es mera coincidencia.

Pero la característica que más quiero resaltar en líneas, la que más me preocupa en el actual inquilino de Casa Presidencial y que no es cosa menor por el daño que le hace a la política y a la institucionalidad democrática, es una muy particular de los calamares.

Estos moluscos cuando son atacados, o quieren atacar a una presa, acostumbran a ensuciar el agua con una tinta negra. Los calamares no pueden luchar en aguas limpias, solo en aguas sucias y turbias.

Esa tinta del calamar proviene de una glándula que se vacía en su recto, cerca del ano, desde donde la descarga, generando una nube negra que le permite esconder sus maniobras.

Así actúa el PresiMiente Chaves en nuestro país, un día y otro también, ensuciando las aguas de la política para poder desarrollar sus actividades de descrédito y debilitamiento institucional, aprovechando la rabia y el desconocimiento de algunos ciudadanos a los cuales con aguas sucias les alimenta el hígado, pero no el corazón y el cerebro.

Chaves no puede luchar ni defenderse en aguas limpias, no es su hábitat por naturaleza, no tiene la capacidad política ni la preparación humana para desarrollar las actividades encomendadas, como Presidente de la República, en aguas limpias. Él tiene que ensuciarlas para poder nadar en ellas con fluidez, es su entorno favorito para su discurso y acción. No se puede esperar su aprecio por la Política con P mayúscula, no es su entorno.

Ensuciando las aguas de la política es como Rodrigo Chaves enfrenta a sus adversarios, deshonrándolos, buscando y escarbando en la intimidad de vidas particulares para aprovechar una conferencia de prensa y ventilar sus vidas privadas, para mentir sobre las intenciones de sus adversarios, para denigrarlos con falsedades y vender a sus ortodoxos seguidores su ética personal, que a lo mejor pudiera ser muy cuestionable.

Chaves sustituye el argumento por los insultos, la mentira en lugar del respeto prioriza ofender sobre las ideas y propuestas. Sin la menor duda es un calamar de la politiquería, pues no puede luchar con dignidad en las aguas limpias de la política, puesto que siempre lo mueve la mentira y el odio.

Concluiría recordando al sabio dramaturgo y escritor irlandés George Bernard Shaw (1856-1950), quien dijo que:

«El odio es la venganza de un cobarde».

Máster Estudios Latinoamericanos, licenciado en Ciencias Políticas y director de Noche Sin Tregua y de Café y Palabras.

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