¿Qué pasará si quienes justifican la violencia de género llegan a escribir nuestras leyes?
El abogado José Miguel Villalobos Umaña, hoy aspirante a diputado por Pueblo Soberano, vuelve a ocupar titulares, pero no por defender la justicia, sino por defender a un femicida condenado a 35 años de prisión.
El caso, resuelto por el Tribunal de Apelación de Sentencia Penal del III Circuito Judicial de Alajuela, revela que Villalobos presentó una apelación fallida en favor de un hombre sentenciado por asesinar a su esposa y simular su suicidio.
Según el tribunal, el aspirante a diputado por Pueblo Soberano alegó que el fallo debía anularse porque no se describía “explícitamente” el momento del disparo y porque —en su criterio— la mujer “pudo haberse quitado la vida”.
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Los jueces fueron contundentes: la condena está plenamente fundamentada y el acusado ejerció violencia psicológica y control tecnológico sobre su víctima, en un claro patrón de ciberviolencia de género.
Un peligro en potencia
Lo alarmante no es solo su prontuario como defensor de violadores, homicidas y narcotraficantes, sino su ambición: llegar al Congreso.
Si este abogado —que dedica su carrera a proteger femicidas— llegara a tener poder legislativo, ¿qué tipo de leyes escribiría?
¿Leyes que den más derechos a los agresores que a las víctimas?
¿Leyes que revictimicen a las mujeres mientras sus asesinos son absueltos por tecnicismos?
Este no es un debate político: es un llamado de alerta social.
Las mujeres de Costa Rica deben saber quiénes pretenden ocupar una curul: hombres como José Miguel Villalobos, que han hecho carrera defendiendo a los verdugos de sus parejas.
Porque detrás de cada expediente judicial, hay una vida segada. Y ningún agresor debería tener un abogado sentado en el Congreso dictando las reglas del juego.










