Cuerpos de socorro costarricenses destacan por su respuesta ejemplar en emergencias nacionales, sin depender de apoyo externo.
En medio de la emergencia nacional que afecta diversas regiones del país, los cuerpos de socorro costarricenses continúan demostrando su capacidad de respuesta y compromiso con la población. Esta vez, oficiales del Guardacostas de Limón dejaron temporalmente sus labores en el mar para llevar esperanza y provisiones a las comunidades indígenas en las montañas de Talamanca.
El sábado pasado, un equipo de la Estación de Guardacostas de Limón, en coordinación con el Comité Municipal de Emergencias de Limón y la Comisión Nacional de Emergencias, trasladó 350 diarios a familias indígenas de los caseríos de Alto Quetzal, Shikiäry, Shukäyäka y Ñari Ñak. Este esfuerzo no solo refleja el espíritu de servicio de los guardacostas, sino también la eficiencia y solidaridad de las instituciones nacionales en momentos críticos.
A diferencia de otros países que han buscado protagonismo internacional enviando ayuda en medio de la emergencia costarricense, como ocurrió con El Salvador y sus fuerzas armadas, Costa Rica ha dependido históricamente de sus propios recursos humanos y materiales. Los cuerpos de socorro costarricenses, con décadas de experiencia en el manejo de crisis, han enfrentado cada desafío con autonomía y profesionalismo, evitando divisiones innecesarias y priorizando la unidad nacional.
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La acción del Guardacostas en Talamanca es un ejemplo más de cómo las instituciones costarricenses, lejos de buscar reconocimiento externo, se enfocan en servir a las comunidades que más lo necesitan. Costa Rica continúa demostrando que la verdadera fortaleza está en la colaboración y el compromiso interno, garantizando la atención inmediata y eficiente a los afectados por cualquier emergencia.