El depredador llegó a Zapote con todas sus letras
Lo dijo en público, frente a cámaras. No fue un error: fue una confesión. Chaves sigue siendo el mismo acosador sexual que fue sancionado por el Banco Mundial.
Rodrigo Chaves, presidente de Costa Rica, pidió abiertamente que le “regalen una niña” durante una actividad oficial en Guanacaste, y agregó que “la devolverá cuando se gradúe de la universidad”. La frase no fue un desliz, ni una broma fuera de lugar. Fue la expresión pública de un patrón de comportamiento depredador, misógino y peligrosamente reiterado que lleva años documentándose.
Quien hoy gobierna desde Zapote fue sancionado por acoso sexual por el Banco Mundial, luego de que múltiples mujeres lo denunciaran por insinuaciones, comentarios sexuales, intromisiones en su vida íntima y proposiciones absolutamente repulsivas.
Lea También: La Sombra Machista y Misógina que Persigue a Rodrigo Chaves
¿Y ahora? Pide niñas. Lo hace sin vergüenza. Lo hace con poder.
Del expediente de Washington a la impunidad en Costa Rica
El informe oficial del Banco Mundial describió a Rodrigo Chaves como un funcionario que ejercía abuso de poder con connotaciones sexuales, con un “patrón de comportamiento inapropiado” hacia mujeres subordinadas. Las denuncias eran múltiples, y la institución lo sancionó formalmente en 2019.
Pero Chaves no cambió. Solo cambió de oficina. Hoy no está en Washington, está en Zapote. Y el poder solo ha amplificado sus instintos más primitivos.
El poema del machismo: violencia en verso
Chaves escribió y difundió un texto que ha sido ampliamente atribuido a él mismo, donde describe a las mujeres como seres inferiores, manipuladoras, “animales de pelo largo y cerebro corto” y, finalmente, remata con una frase que hiela la sangre:
“DIOS HIZO A LA MUJER DE LA COSTILLA DEL HOMBRE, POR LO TANTO, EL HOMBRE TIENE EL DERECHO DE ROMPERLE LAS COSTILLAS A LA MUJER.”
Este “poema” no es literatura: es evidencia de pensamiento violento, misógino y profundamente peligroso, sobre todo en un hombre con acceso directo al poder, a los medios y a los cuerpos de seguridad del Estado.
Hoy pide niñas. ¿Mañana qué?
No estamos hablando de un personaje ficticio ni de una anécdota incómoda. Estamos hablando del presidente de Costa Rica, que ya fue denunciado, investigado y sancionado por acoso sexual, y que ahora, frente a cámaras, vuelve a dejar claro que sigue viendo a las mujeres como objetos… y peor aún: a las niñas como presas.
Un depredador no se rehabilita. Se controla por un tiempo. Pero cuando se reactiva, vuelve por más. Con impunidad. Con fuerza. Con cámaras.
Rodrigo Chaves es un depredador con banda presidencial.











