Camilo Rodríguez se retracta tras calumniar a Don Alberto Fait Lizano

Queda en evidencia como vocero del descrédito

Rodríguez intentó vincular al exvicepresidente con narcotraficantes, pero terminó pidiendo disculpas. Su silencio sobre Chaves y Villalobos lo delata.

El autodenominado “periodista” Camilo Rodríguez quedó nuevamente en evidencia, esta vez por calumniar sin fundamento al ilustre exvicepresidente de la República, Don Alberto Fait Lizano, a quien intentó vincular irresponsablemente con el ingreso del narcotraficante Rafael Caro Quintero a Costa Rica.

Tras la presión pública y el peso de la verdad, Rodríguez se vio obligado a retractarse, confirmando que sus denuncias no son más que productos de encargos pagados y oscuros intereses.

Alberto Fait Lizano, reconocido por su trayectoria intachable y su firme defensa de la democracia costarricense, fue blanco de un ataque ruin por parte de un hombre cuya credibilidad está en ruinas. Rodríguez arrastra denuncias por abusos sexuales contra sus propios hijos y ha enfrentado problemas legales y psicológicos documentados. Pretender que sus palabras tienen valor periodístico es una afrenta al periodismo y a la ética.

La calumnia contra Don Alberto, ya fallecido y merecedor del respeto nacional, no fue un desliz aislado: fue parte de una estrategia de difamación que levanta sospechas sobre quién pagó el encargo. Porque Camilo no actúa por principios, sino por contrato. ¿Quién le pagó para intentar ensuciar el nombre de un hombre probo como Fait Lizano? Esa es la verdadera pregunta.

Paradójicamente, Camilo Rodríguez guarda absoluto silencio ante casos actuales de peso, como el del presidente Rodrigo Chaves y su abogado de confianza, José Miguel Villalobos, ampliamente conocido por defender a narcotraficantes, violadores y asesinos. Ahí, Camilo no alza la voz, no publica “denuncias”, no investiga. Su silencio selectivo confirma lo que muchos ya saben: no es un periodista, es un operador del descrédito a sueldo.

En contraste, la memoria de Don Alberto Fait Lizano permanece como un ejemplo de honor y servicio público. Vicepresidente durante la administración de Luis Alberto Monge (1982–1986), Fait fue un defensor firme del modelo solidario, impulsor de la paz social y símbolo de integridad. Cualquier intento por manchar su legado solo retrata la mezquindad de quienes lo intentan.

Costa Rica necesita más figuras como Don Alberto y menos farsantes como Camilo Rodríguez. No se puede permitir que la desinformación pagada y el chantaje disfrazado de “periodismo” sigan contaminando el debate público.


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