Casi un millón de cuentas falsas en Costa Rica: la maquinaria digital que distorsiona la democracia

Un ecosistema sintético favorece al oficialismo y erosiona la confianza pública

Un reciente estudio de RED506 y Shift Porter Novelli, dado a conocer por El Financiero, reveló que 913.000 cuentas de redes sociales en Costa Rica son falsas o “no reales”, una cifra que confirma la existencia de un ecosistema de manipulación digital sin precedentes en el país. La investigación concluye que casi el 20% de toda la conversación pública en plataformas digitales proviene de perfiles artificiales, lo que ha generado un ambiente de desinformación, polarización y control narrativo altamente peligroso para la democracia.

Un estudio revela un ecosistema digital manipulado con perfiles falsos y actividad inauténtica que distorsiona la conversación pública.

El estudio identifica este fenómeno como un “ecosistema sintético”, caracterizado por interacciones creadas mediante algoritmos, automatización, cuentas duplicadas y granjas de contenido, muchas de las cuales participan activamente en debates políticos, campañas electorales y discusiones sensibles para la opinión pública.

La conclusión es contundente: Costa Rica vive hoy una conversación digital profundamente distorsionada.

Manipulación digital: casi un 18% de las interacciones no proviene de personas reales

El informe advierte que el 17,6% de las interacciones digitales en el país no tiene origen humano, sino automatizado. Además, el 72% de las personas entrevistadas percibe que lo que consume en redes sociales “no refleja la realidad del país”, mientras que el 48% considera que la conversación está manipulada políticamente.

Los investigadores alertan que esta dinámica afecta la confianza ciudadana, amplifica emociones negativas como la ira, el miedo y la polarización y facilita la labor de grupos que buscan manipular la opinión pública mediante campañas coordinadas.

Del “Piero Calandrelli” a las granjas extranjeras: los casos que confirman la distorsión

El estudio retoma algunos de los casos de desinformación más graves de los últimos años, entre ellos el del perfil ficticio “Piero Calandrelli”, administrado por Alberto Vargas Zúñiga, quien recibió pagos de instituciones públicas durante la administración de Rodrigo Chaves. Dicho perfil fue utilizado para atacar periodistas, opositores y figuras críticas, en una operación que hoy sigue bajo investigación del Ministerio Público.

Otro episodio señalado por la investigación fue el escándalo de los “vietnamitas”, cuando más de 1.300 cuentas procedentes de Vietnam publicaron simultáneamente mensajes idénticos a favor del presidente Chaves, como:

“Gracias a Rodrigo Chaves por haber acabado con la inseguridad, el narcotráfico y la pobreza”.

Las publicaciones no tenían vínculo real con Costa Rica, lo que sugiere una operación de amplificación internacional.

Estos y otros casos muestran un patrón: la conversación digital alrededor del oficialismo presenta comportamientos artificiales, inauténticos y coordinados, según confirma el propio análisis de Meta citado por El Financiero.

Un riesgo directo para la democracia costarricense

El ecosistema sintético identificado en el país no solo facilita campañas de desinformación, sino que distorsiona la percepción pública, inflando artificialmente el apoyo político y silenciando voces críticas mediante ataques coordinados.

Los expertos subrayan que este fenómeno debilita la confianza en las instituciones, altera los procesos electorales y degrada la calidad del debate público, creando un terreno fértil para liderazgos autoritarios.

Costa Rica enfrenta, por primera vez en su historia democrática, un riesgo real de manipulación digital a gran escala, donde la opinión pública puede ser moldeada por algoritmos y cuentas falsas antes que por ciudadanos reales.


 

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