Dr. Christopher Ureña deja su plaza en propiedad tras denunciar hostigamiento laboral, difamación pública y daño a su salud en el Ministerio de Salud.
El director del Área Rectora de Salud (ARS) de Esparza, el médico Christopher Ureña Chacón, presentó el 2 de diciembre de 2025 su renuncia irrevocable al puesto en propiedad en el Ministerio de Salud, en una carta donde denuncia un patrón de persecución laboral, difamación pública y hostigamiento institucional que atribuye directamente al despacho de la ministra de Salud, Mary Munive Angermüller, y al Director General de Salud, Berny Villareal.
En el documento, dirigido a la jerarca del Ministerio, Ureña asegura que no se trata de una salida voluntaria en términos reales, sino de una decisión forzada por un ambiente “destructivo e incompatible con la dignidad de cualquier profesional”, que habría deteriorado gravemente su estabilidad emocional, su vida personal y su salud física.
Un cuadro técnico que renuncia a su plaza en propiedad
Antes de exponer las acusaciones, el doctor hace un repaso de su trayectoria dentro del Ministerio de Salud, subrayando que su renuncia no responde a falta de compromiso, sino a lo que describe como un quiebre provocado desde la cúpula política de la institución.
Entre los logros que él mismo enumera destacan:
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La creación y puesta en marcha del Sistema Nacional de Generación de Permisos Sanitarios de Funcionamiento, utilizado en las 82 Áreas Rectoras de Salud del país para modernizar y transparentar la gestión de permisos.
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La atención de múltiples emergencias en la Región Pacífico Central, incluyendo huracanes, eventos por agroquímicos en el río Barranca e inundaciones por oleajes en Caldera.
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El trabajo para consolidar a Puerto Caldera como puerto designado para la atención de eventos de salud pública de importancia internacional.
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La conducción de equipos con resultados sobresalientes en clima organizacional, que el propio Ureña asegura se ubicaron entre los mejores del país dentro del Ministerio.
Ureña también señala que asumió de manera simultánea responsabilidades como Director Regional de la Región Pacífico Central y encargado de varias Áreas Rectoras de Salud, debido —según su relato— a la falta de personal suficiente y calificado, sin que esa sobrecarga fuese reconocida por la administración.
Acusaciones directas contra la Ministra y el Director General de Salud
El núcleo de la carta está dedicado a describir una persecución laboral “sistemática, articulada y reforzada” que, de acuerdo con Ureña, comenzó a partir de la llegada del Dr. Berny Villareal a la Dirección General de Salud y se habría ejecutado “en coordinación tácita o explícita” con la ministra Mary Munive.
El médico habla de:
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Acciones administrativas y decisiones internas que califica como hostiles.
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Exclusión injustificada de procesos y espacios propios de su cargo.
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Obstaculización de su labor profesional y generación de un ambiente “insostenible” para ejercer sus funciones.
Además, el director saliente afirma que la ministra habría incurrido en “difamaciones públicas” en su contra en medios de comunicación, lo que, a su juicio, violenta el Reglamento Autónomo de Servicios del Ministerio de Salud, en particular los artículos 79 y 80, así como los principios de respeto y ética entre profesionales en medicina.
En uno de los párrafos más fuertes del documento, Ureña declara que responsabiliza directamente a la ministra de Salud por la situación que lo impulsa a renunciar, señalando que las actuaciones, omisiones, decisiones y declaraciones provenientes del despacho ministerial, en alianza operativa con la Dirección General de Salud, han configurado un entorno destructivo y contrario a la dignidad profesional.
Salud quebrada: ansiedad, hipertensión y espondilitis
Otro eje clave del documento es el impacto en la salud física y mental del funcionario. Ureña afirma que, como consecuencia directa del hostigamiento y la presión vivida durante el último año, actualmente padece:
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Trastorno de Ansiedad Generalizada.
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Hipertensión Arterial.
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Espondilitis Anquilosante.
Según él, estas condiciones no formaban parte de su historial previo y se han desencadenado o agravado a partir del clima de tensión, miedo e incertidumbre que describe en el Ministerio de Salud.
La carta sugiere así un posible caso de daño a la salud ocupacional asociado al ambiente de trabajo, aunque no adjunta informes médicos, algo que suele formar parte de eventuales procesos judiciales posteriores y no necesariamente de una carta de renuncia.
Denuncias ignoradas y sensación de desprotección institucional
Ureña sostiene que presentó denuncias formales ante las instancias correspondientes dentro del Ministerio, incluyendo alertas sobre amenazas externas contra su persona, pero asegura que esas gestiones fueron ignoradas, minimizadas o archivadas sin acciones efectivas.
Esa inacción, según relata, lo habría dejado en un estado de indefensión institucional, profundizando el desgaste emocional y el deterioro de su salud, hasta llevarlo a la decisión de abandonar su plaza en propiedad.
Respeto a la institución, ruptura con la cúpula política
Pese a la dureza de las acusaciones, el doctor diferencia entre la cúpula y la base institucional. En el cierre de su carta, manifiesta respeto por el Ministerio de Salud como institución y agradece al personal técnico, administrativo y operativo que ha trabajado con él durante años, así como a quienes confiaron en su liderazgo.
La renuncia, subraya, no es una ruptura con la misión sanitaria del país, sino una decisión que adopta para proteger su integridad personal, su salud, su honor y su dignidad profesional, ante un contexto que considera insostenible.
Como gesto final, solicita expresamente que, una vez efectiva su renuncia, no se utilice su nombre ni se hagan referencias internas o externas a su persona, incluyendo comunicaciones ante medios de comunicación.
Una renuncia que busca trascender lo interno
La carta no se limita al trámite burocrático. En la sección de copias, Ureña incluye:
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Funcionarios del ARS Esparza.
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Dirección Regional de la Región Pacífico Central.
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Diversas unidades internas del Ministerio de Salud.
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La Unión Médica Nacional.
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La Presidencia de la República.
Al hacerlo, el médico convierte su renuncia en un acto público y político, que busca dejar constancia documental de lo ocurrido y poner en conocimiento a la máxima autoridad del Poder Ejecutivo y al gremio médico sobre lo que considera un caso de persecución laboral y deterioro deliberado de su condición profesional.
Próximos pasos: silencio oficial o investigación
Al cierre de este reporte, la carta deja abiertas varias interrogantes:
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¿Responderá la ministra Mary Munive a las acusaciones de persecución y difamación pública?
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¿Investigará la Presidencia de la República las denuncias de hostigamiento y daño a la salud de un director de Área Rectora?
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¿Tomará la Unión Médica Nacional alguna acción en defensa de uno de sus agremiados, frente a un caso que él mismo vincula con afectación seria a su salud mental y física?
Lo cierto es que, con esta renuncia, el Ministerio de Salud pierde a un funcionario que se presenta como un cuadro técnico clave en la rectoría de salud en la Región Pacífico Central, mientras se fortalece la narrativa de un clima de temor, persecución y desgaste en la cúpula institucional bajo la administración actual.











