Un mensaje peligroso para la democracia
Presidente pidió a la Fuerza Pública “aplicar la ley” para silenciar gritos de protesta durante acto oficial
El presidente Rodrigo Chaves volvió a encender las alarmas sobre su estilo autoritario después de ordenar públicamente a la Fuerza Pública que interviniera contra un pequeño grupo de ciudadanos que le gritó “¡Fuera!” durante un acto oficial por la abolición del ejército.
La frase —“Le ruego a la Fuerza Pública que aplique la ley como se debe, respetando nuestra Constitución”— se convirtió en el eje del debate nacional por su evidente implicación: reprimir manifestaciones pacíficas, un derecho protegido por el ordenamiento jurídico costarricense.
Este hecho reaviva las preocupaciones sobre la represión social, la intolerancia al disenso y los riesgos de un gobernante que ha mostrado incomodidad recurrente frente a cualquier forma de crítica.
Una orden innecesaria… y sumamente reveladora
El grupo que protestaba no ofrecía amenaza alguna, no ponía en riesgo la seguridad del evento ni cometía un delito. Gritar consignas políticas —incluido “fuera”— está amparado por la libertad de expresión y la libertad de manifestación.
Sin embargo, el mandatario decidió hacer uso del micrófono y de su investidura para solicitar la intervención policial.
Acto seguido, un oficial se acercó al grupo de manifestantes, mientras simpatizantes del presidente los rodeaban.
Ese “ruego” presidencial, pronunciado frente a cámaras y en un evento simbólico, revela un patrón:
Chaves no tolera el disenso —ni siquiera el más elemental— y recurre al aparato estatal para contenerlo.
¿Qué quiso decir realmente Chaves?
Aunque el presidente intentó envolver su instrucción en palabras como “respetando la Constitución”, el mensaje de fondo es evidente:
cuando hay gente que protesta, la orden es callarlos.
Es una contradicción profunda:
-
invocar la Constitución mientras se reprime la manifestación pacífica,
-
celebrar la abolición del ejército mientras se utiliza la fuerza policial para silenciar oposición civil.
Este doble discurso es característico de los liderazgos que erosionan la democracia desde adentro.
Si así actúa con contrapesos, ¿Cómo sería con poder absoluto?
Hoy, Costa Rica todavía tiene tribunales independientes, prensa libre, ciudadanía vigilante y oposición política. Todavía existen contrapesos.
Y aun así, el presidente instruye a la Fuerza Pública a intervenir contra ciudadanos que simplemente expresan su descontento.
La pregunta obligada es:
¿Qué pasaría si Rodrigo Chaves tuviera el poder sin límites que él mismo ha buscado y reclamado?
Si con contrapesos aún vigentes se ordena reprimir gritos,
¿Qué ocurriría con un poder concentrado en Casa Presidencial?
-
¿Criminalización total de la protesta?
-
¿Uso irrestricto de la policía para controlar espacios públicos?
-
¿Silenciamiento sistemático de adversarios políticos?
-
¿Persecución abierta a la prensa crítica?
Una alerta que la democracia no debe ignorar
El episodio no puede verse como un simple altercado. Es una señal clara del rumbo que podría tomar el país si la concentración de poder presidencial sigue avanzando.
La libertad de expresión, la protesta pacífica y el derecho a cuestionar al gobernante de turno son pilares del modelo democrático costarricense.
Cuando un presidente ordena a la policía intervenir por un grito incómodo, se cruza una línea peligrosa.











