Masís, el mensajero de Chaves, sorprendido tratando de manipular a Bulgarelli

Pantallazos confirman cita privada en el Hilton frente al Estadio Nacional

Los mensajes de WhatsApp revelados confirman lo denunciado ante la fiscalía: el exdiputado y operador político Erwen Masís, actuando como emisario de Rodrigo Chaves, buscó de manera insistente a Cristhian Bulgarelli, testigo clave en el caso Cariñitos–BCIE. La intención, según denunció el propio Bulgarelli, era presionarlo y manipularlo para que cambiara su declaración en un proceso donde está en juego la inmunidad del presidente de la República.

El intercambio de chats muestra cómo Masís organiza la reunión con urgencia, insistiendo en lugares privados y discretos. Primero propone la cafetería St. Honoré, por tener un salón reservado, y al encontrarse cerrada acuerda rápidamente cambiar el punto de encuentro al Hotel Hilton frente al Estadio Nacional. Nada de cafés abiertos ni lugares públicos: la prioridad era un espacio cerrado para evitar testigos incómodos.

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Chats confirman: Masís, emisario de Chaves, intentó manipular a Bulgarelli en el caso BCIE Cariñitos. Urgencia, secreto y presión desde Zapote.
La operación desde Zapote

Según relató Bulgarelli, Masís llegó a él por encargo directo de Rodrigo Chaves, con la orden de “convencerlo” para que modificara su versión sobre el escándalo de Cariñitos en el BCIE. El testigo sostiene que lo que vivió fue un intento de extorsión política, ejecutado a través de su hermano por parte del propio Masís como intermediario.

Manipulación y amedrentamiento

Lo que evidencian estos chats es el modus operandi del chavismo:

  • Utilizar mensajeros políticos para hacer el trabajo sucio.

  • Citar en lugares privados para presionar fuera del alcance público.

  • Amarrar con intimidación el testimonio de quienes poseen información comprometedora.

La estrategia es clara: callar a los incómodos y blindar al presidente, aunque eso signifique corromper procesos judiciales y amedrentar a testigos.

Una práctica autoritaria

La democracia costarricense se enfrenta a una amenaza evidente. Cuando un presidente envía a su operador político a negociar, manipular o presionar testigos, el país cruza la frontera hacia el autoritarismo. Masís no actuó en solitario: fue la voz de Zapote, el eco de un presidente desesperado que busca controlar la verdad.


 

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